Cómo comer más verduras
Muchas personas quieren comer sano, pero la idea de comer verduras les repele. Ya sea por su sabor, su textura, o simplemente por su bloqueo mental, las verduras demuestran ser un reto para muchas personas. Teniendo en cuenta que se recomienda llenar el plato con al menos la mitad de verduras, este es un problema grave.
Yo no empecé a comer verduras regularmente hasta que tuve 25 años, y aún así fue un desafío. Si te pasa lo mismo que a mi, no te preocupes, no estás solo.
Con estos simples consejos, podrás incorporar vegetales en tu dieta diaria sin que te des cuenta.
Si eres de los que no comen verduras porque no te gustan, no sabes cómo comprarlas, o no sabes cómo prepararlas, este artículo es para ti.
Si declaras que no te gustan las verduras ¿Has probado todas las que hay? Seguramente que no. En cuanto pruebas unas que no te gustan, decides que todas son malas.
Entonces, para empezar, deja de decir que odias todas las verduras. Simplemente no has encontrado un vegetal que te guste todavía.
Empieza a probar pequeños trozos de verdura que nunca has probado. Si encuentras una que te gusta, aprende a prepararla de diferentes maneras, e introdúcela en casa.
Además de eso, hay que probar cosas nuevas con una mentalidad abierta y positiva. Es asombroso lo que las expectativas positivas o negativas consiguen para convencernos a nosotros mismos. Así que, en lugar de pensar "Esto es asqueroso", di "Esto es lo que como y es bueno". Suena un poco cursi, pero funciona.
Siempre es fácil dar pasos pequeños, como introducir pequeñas cantidades de nuevas verduras o legumbres en nuestras ensaladas.
Si no encuentras ninguna verdura que te gusta (algo que es algo muy raro) empieza añadiéndolas a platos que si te gustan. Pica la verdura muy finamente, y ponla en las salsas, en los canelones, en las lentejas, en salsas, en los macarrones, en la pizza, en las hamburguesas, en las albóndigas, etc.
Así irás acostumbrándote a su sabor, sin notarlas en la boca.
Una vez que las hayas mezclado, intenta reemplazar otros ingredientes menos saludables por estas verduras picadas. El principal desafío es acostumbrar el paladar. En nuestra alimentación diaria comemos muchísima carne, y aunque no estamos en contra, lo cierto es que se puede comer sano y reducir la cantidad de carne que ingerimos.
Comienza por las verduras que más te gustan y sustitúyelas por otros ingredientes, como la carne picada de la hamburguesa, la carne picada de la pizza barbacoa, la carne del burrito o la mantequilla y mermelada de las tostadas.
Puedes utilizar aguacate (rico en grasas monoinsaturadas, fibra, potasio y vitamina C), remolacha picada (alta en folato, manganeso y potasio) o champiñones (ricos en niacina, cobre, potasio, zinc, selenio y vitaminas B).
Una vez que hayas introducido las verduras de esta manera, el siguiente paso es preparar platos de verduras de maneras diferentes. Las verduras pueden saber de manera diferente dependiendo de cómo están preparadas.
Un truco es ser disciplinado a la hora de hacer la compra. Realmente cuando decidimos qué tipo de alimentación vamos a tener es en el supermercado. Si evitas la tentación de comprar productos procesados y llenas la cesta con verduras, ensaladas y fruta, a la hora de cocinar te evitarás la tentación de comer algo poco saludable.
Y es que en tu despensa sólo habrá ingredientes que encajan con la alimentación sana que has decidido llevar.
Los supermercados cada vez son más conscientes de esta cambio en la forma de alimentarnos y nos presentan productos saludables. Hemos preparado un listado con alimentos saludables que encontrarás en Mercadona. En otras cadenas de supermercados también puedes hacer una compra con productos de alimentación sin procesar.
Sólo tienes que encontrar la manera de preparar una verdura de la que realmente disfrutes. ¿Quieres algunas ideas? Brócoli al vapor aderezado con una salsa de mantequilla, hierbas aromáticas y especias, vegetales asados (pimientos, tomates, zanahorias, cebollas, brócoli, coliflor, calabacín, etc.) al horno, espárragos trigueros con jamón serrano y queso, crema de calabaza o calabacín, espaguetis de calabacín, pesto de aguacate, coliflor con bechamel, salsa boloñesa con vegetales, berenjenas rellenas de carne, smoothies con frutas y verduras, gazpacho, etc.